La Economía Social en Europa: Un Motor de Transformación Inclusiva y Sostenible admin octubre 3, 2023
La Economía Social en Europa: Un Motor de Transformación Inclusiva y Sostenible

El tejido económico y social de Europa alberga una variedad de agentes que no se conoce como es debido. Aproximadamente,  2,8 millones de entidades de Economía Social ofrecen, a día de hoy, soluciones concretas e innovadoras a los desafíos sociales y ambientales. Para ello no solo generan empleo de calidad, sino que también desempeñan un papel fundamental en la inclusión social, fomentan la igualdad de oportunidades y contribuyen al desarrollo económico sostenible y la participación ciudadana. Su labor abarca desde revitalizar zonas rurales hasta liderar la lucha contra la pandemia de COVID-19. Cuando el espacio económico es diverso en tipos de entidades y dinámicas, está mejor preparado para dar respuestas nuevas y resistir crisis gracias a su flexibilidad y las diferentes opciones con las que ya cuenta de partida.

La Economía Social no solo es un complemento esencial para los servicios sociales, sino que también juega un papel clave en la integración de jóvenes y grupos marginados en el mercado laboral y la sociedad. Aboga por la igualdad de género y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, alentando un futuro más sostenible y resiliente. Ya no es que tenga casos de éxito, sino que es un sector que tiene numerosos ejemplos de madurez. Sin embargo, dichos modelos no se han replicado como sería deseable.

Los cimientos de los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) se erigen en acuerdos internacionales como el Acuerdo de París y el Pacto Verde Europeo, impulsando la acción climática y sostenible. La Economía Social está en la vanguardia de estas transiciones, proporcionando bienes y servicios sostenibles, reduciendo la brecha digital y adoptando modelos de negocio participativos para garantizar una transición justa.

La Economía Social abarca diversas entidades con diferentes modelos y operaciones, desde agricultura hasta educación y más allá. No se define con base a su actividad, sino en función de los objetivos, las prioridades y las estrategias. Su base común radica en priorizar el propósito social y medioambiental por encima del beneficio, reinvertir ganancias en actividades en favor de los miembros o la sociedad en general y adoptar una gobernanza democrática o participativa.

En este vasto panorama, las cooperativas, mutualidades, asociaciones y fundaciones tradicionalmente han liderado el camino, pero también se considera a las empresas sociales como parte integral de la Economía Social, contribuyendo al mercado de manera emprendedora y con objetivos sociales o medioambientales.

Nos encontramos ante entidades sin ánimo de lucro que han empezado a comportarse de manera empresarial para poder ejecutar sus fines y empresas que han comenzado a destinar sus objetivos y beneficios a fines que van más allá del lucro.


El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia ofrece una ventana de oportunidad para fomentar la Economía Social y sus modelos inclusivos, lo que podría impulsar una transformación económica, social y ecológica. Sin embargo, el potencial de la Economía Social todavía está infrautilizado. La falta de reconocimiento y apoyo dificulta su expansión y la realización de un impacto más amplio.

El plan de acción propuesto para 2021-2030 busca fomentar la innovación social, apoyar el desarrollo de la Economía Social y desatar su capacidad de transformación. Este plan de acción no solo aboga por el desarrollo integral de la Economía Social, sino que también busca sensibilizar y empoderar a consumidores, entidades y autoridades públicas. Al fin y al cabo, la Economía Social es un agente de cambio económico y social, un puente hacia un futuro más inclusivo, sostenible y resiliente para Europa y el mundo.

Uno de los retos a los que nos enfrentamos es al acercamiento de los agentes implicados: el tercer sector, las empresas sociales y la administración han transitado caminos separados, lo que ha supuesto y supone, perdidas considerables para todos ellos. El otro gran reto es formar al tercer sector en estrategias de sostenibilidad financiera y a las empresas a incluir los principios ESG dentro de su estrategia y no como una política de compensación o marketing.

La Economía Social es una herramienta imprescindible para los problemas presentes y los desafíos inmediatos porque como ha afirmado la economista Mariana Mazzucato:

“La economía social no es otra parte de la economía, sino que es la forma en la que se debe hacer economía, para que haya colaboración entre las organizaciones y para que no se piense solo en el 10% de la población”.

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