La economía de impacto en 2024 admin enero 11, 2024
La economía de impacto en 2024

Comienza 2024 y nos encontramos en un momento de transformación y redefinición en el ámbito de la sostenibilidad y el impacto ambiental. Vamos a repasar las tendencias emergentes y las regulaciones clave que están configurando el mundo de la sostenibilidad y el impacto social en 2024, ofreciendo una visión integral de cómo estas dinámicas influirán en las estrategias empresariales y el mercado laboral. En nuestra mano está ofrecer perspectivas críticas y soluciones prácticas para navegar estos cambios, destacando nuestra dedicación a impulsar un impacto positivo y duradero en nuestro entorno y sociedad.

En el año 2024, el panorama de la sostenibilidad y el impacto ambiental se presenta con varias tendencias clave, marcando un giro decisivo en cómo las empresas y la sociedad abordan estos temas críticos. Una de las principales tendencias es la lucha contra el greenwashing, con la esperada aprobación de la ‘Green Claims Directive’ por parte del Parlamento Europeo en el primer trimestre del año. Esta directiva tiene como objetivo garantizar que los consumidores reciban información medioambiental confiable y verificable sobre los productos que consumen, enfrentando así el desafío de la desinformación en las prácticas de sostenibilidad. Esta medida se complementa con el Reglamento sobre Ecodiseño de Productos Sostenibles, que busca promover la fabricación de productos duraderos, fáciles de reparar, actualizar y reciclar, incorporando requisitos de diseño ecológico para mejorar la sostenibilidad ambiental.

La necesidad de dotar de confianza a estos planteamientos y etiquetas nos hace pensar que, en lo tocante a la economía social, evitar el socialwashing será un trabajo estructural para evitar la devaluación de estos planteamientos tan necesarios.

Los criterios de este reglamento abarcan aspectos como la durabilidad, reutilización, capacidad de actualización, eficiencia energética y de recursos, contenido reciclado y seguimiento de huellas ambientales y de carbono. También se contempla la creación de un «Pasaporte de Producto Digital», una herramienta destinada a ayudar a consumidores y empresas a tomar decisiones informadas sobre la sostenibilidad de los productos, facilitando así la comparación y elección de opciones más ecológicas. Este enfoque regulatorio representa un cambio significativo en la forma en que las empresas comunican y validan sus credenciales de sostenibilidad, aumentando la transparencia y reduciendo el riesgo de engaño a los consumidores.

En paralelo, la sostenibilidad se está convirtiendo en una habilidad crítica en el mercado laboral, con un crecimiento significativo en la demanda de profesionales especializados en este campo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se espera la creación de 24 millones de nuevos «empleos verdes» para 2030. Este auge no solo implica la aparición de nuevos roles, sino también un cambio cultural en las empresas, que ahora buscan empleados con habilidades técnicas y valores alineados con la sostenibilidad. Se espera la consolidación de puestos como el de Controller ESG en los departamentos financieros, reflejando cómo la especialización en sostenibilidad se está convirtiendo en un perfil altamente demandado.

Esta tendencia en el empleo se ve acompañada por una mayor demanda de formación académica especializada en sostenibilidad. Las empresas, enfrentando la necesidad de personal cualificado en este sector, están impulsando la creación de programas de capacitación y educación para cubrir esta creciente necesidad. LinkedIn ha reportado una tasa de contratación más alta para trabajadores con habilidades «verdes», evidenciando el valor creciente de estas competencias en el mercado laboral. Sin embargo, la demanda de empleados capacitados en sostenibilidad supera la oferta actual, lo que implica que muchas posiciones se llenarán mediante contrataciones externas, en lugar de promociones internas.

Más allá del mercado laboral, se observa un cambio en la actitud hacia los objetivos de desarrollo sostenible a largo plazo. Las promesas para 2050 están perdiendo credibilidad ante la urgencia de acciones concretas y medibles en el corto plazo. Los inversores y las regulaciones están presionando para que las empresas se enfoquen más en la rendición de cuentas de sus objetivos sociales y medioambientales. En lugar de establecer metas ambiciosas y lejanas, el énfasis se está desplazando hacia la innovación y la eficiencia operativa como medios para lograr la sostenibilidad. Este cambio se refleja en cómo los ratings y rankings ESG valoran los esfuerzos de las empresas, priorizando acciones concretas y resultados tangibles sobre promesas a largo plazo.

En este contexto, las grandes empresas están emergiendo como catalizadoras clave de la sostenibilidad. La Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad Corporativa (CSDD) de la Unión Europea, que se espera esté completamente implementada a finales de 2024, está configurada para impulsar un cambio significativo. Esta normativa obligará a las empresas a identificar, prevenir, mitigar, eliminar y reparar los efectos adversos sobre los derechos humanos y el medio ambiente generados por sus operaciones y las de sus filiales y cadenas de valor. También se espera que las entidades financieras empiecen a diversificar sus préstamos atendiendo a criterios climáticos y medioambientales, promoviendo así prácticas más sostenibles en el sector financiero.

La inversión de impacto también está ganando terreno en Europa, con un crecimiento notable en los activos gestionados por el capital de impacto. El volumen de estos activos ha experimentado un crecimiento del 21% en 2022, y se espera que esta tendencia continúe en 2024.

La integración de la sostenibilidad y el impacto en la estrategia empresarial será clave para las empresas que busquen liderar el cambio en 2024. Con la implementación de la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD), más de 50.000 empresas europeas estarán obligadas a incluir análisis de doble materialidad en sus estrategias de negocio. Esto significa que los riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad se harán más evidentes para los directores financieros y responsables de riesgo, así como en los ejercicios estratégicos y planes de negocio.

Finalmente, la medición y monetización del impacto ambiental y social se están convirtiendo en un aspecto crucial para las empresas que buscan ir más allá en su compromiso con la sostenibilidad. La consolidación de metodologías estandarizadas para medir, valorar y monetizar el impacto facilitará a las empresas la incorporación de estas métricas en sus estrategias y reportes. Organizaciones como la IFVI (International Foundation for Valuing Impacts) y la VBA (Value Balancing Alliance) están trabajando en un modelo estandarizado que permitirá a las empresas contar con información del valor monetario de sus acciones, traduciendo así la sostenibilidad al lenguaje de los responsables de la toma de decisiones empresariales y los inversores.

En resumen, el año 2024 se perfila como un año clave en la evolución de la sostenibilidad y el impacto social, con un enfoque más riguroso y medible en las prácticas empresariales y un cambio significativo en la forma en que las empresas, los reguladores y la sociedad en general abordan estos desafíos cruciales.

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