Las PYMES y la sostenibilidad: ¿más burocracia o una nueva forma de hacer negocios? admin octubre 26, 2023
Las PYMES y la sostenibilidad: ¿más burocracia o una nueva forma de hacer negocios?

A partir de enero de 2024 entra en vigor la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD, por sus siglas en inglés). En principio afectará a 50.000 de las mayores empresas en la Unión Europea, este número se verá aumentado en 2025 siendo 2026 el año en el que llegará a las Pymes que tengan que cumplir este requisito, es decir las que deben cotizar en un mercado regulado de la UE y cumplir 2 de los siguientes criterios:

  1. Balance total de 4 millones de euros.
  2. Facturación neta de 8 millones de euros.
  3. Media de 50 empleados durante el ejercicio.

El objetivo es acelerar la transformación a una economía sostenible, reforzando la implementación de la ambiciosa estrategia del Pacto Verde Europeo.

Sobre el papel da la sensación de que forzar el paso a una gestión empresarial y en consecuencia una economía, más sostenibles a través de la creación de un marco legal que „obligue” a ello es un paso adecuado. Al fin y al cabo, gran parte de las regulaciones de la Unión Europea (mercado único, roaming gratuito, movilidad o regulaciones laborales por citar algunas) la hacen más fácil de gestionar. La directiva CSRD tiene una buena base, preparada por el comité de expertos de EFRAG, y las últimas tendencias en medición de impacto y ESG agrupados como Normas europeas para la elaboración de memorias de sostenibilidad, (ESRS por sus siglas en inglés). Esta directiva ha sido consultada – procedimiento usual dentro de la UE – con los actores afectados y en el verano de 2023 se cerró la fase de consulta pública para proceder a su formato final.

No obstante, la reacción a la CSRD no está siendo cálida. Una directiva de tal ambición tiene muchos retos que cumplir, estos son algunos de los principales en mi opinión:

  1. Más burocracia que cambio. Preocupación principal tanto para legisladores como beneficiarios. ¿Cómo conseguirá esta directiva ser un elemento de cambio cuando es una mera herramienta de reporte y recogida de información? Teniendo en cuenta que la economía sostenible, enfocada al impacto positivo está en sus comienzos, quedan muchas dudas por solventar y planteamientos por descubrir, siendo de nuevo el mercado europeo el gran espacio piloto para este tipo de pruebas.
  1. ¿Estamos preparados para exigir una medición ESG estandarizada? Creo que no, ya que falta un estándar mundial. Si bien es cierto que los Objetivos de Desarrollo Sostenibles han supuesto un paso hacia delante en la medición de la economía sostenible, se sigue trabajando en el qué y el cómo se mide. IRS+, GRI o el propio SROI promulgan diversas aproximaciones. Particularmente considero que las empresas deberían de tener un formato simplificado de medición de impacto (positivo y negativo) donde no se tengan en cuenta indicadores farragosos como el impacto que genera en un proveedor el que estemos contratando sus servicios, por ejemplo, cuantos sueldos ayuda a mantener el contrato de alquiler de oficinas en la empresa que las gestiona. Más bien deberíamos de enfocarnos en medidores clave tales como la cantidad de impuestos que ahorra p.ej. el contratar y reinsertar a expresidiarios, o que cantidad de CO2 ayuda reducir una empresa p.ej. conduciendo una gestión ecológica sostenible.
  1. Adecuar la legislación a las realidades del mercado. La renovada Comisión Europea (finales de 2024), tendr es rebajar notablemente la carga burocrática para las PYMES y agilizar la gestión de la financiación europea, reduciendo y simplificando las herramientas actuales. En otras palabras, la Comisión Europea es consciente de los problemas, pero aún trabaja en como resolverlos. En mi opinión podemos esperar un doble rasero para la aplicación del CSRD a) uno, más exigente para las grandes empresas que tendrá a las grandes consultoras como principal beneficiario. b) otro mucho menos riguroso para las PYMES que esté más dirigido a concienciar a estas empresas que a medir la sostenibilidad de su gestión.

Hemos visto la burocracia, veamos ahora la nueva forma de hacer negocios. Partiendo de la base de que el objetivo principal de la estrategia de la Unión Europea es conseguir una economía sostenible (y no perder competitividad por el camino, algo que no se está consiguiendo por ahora) creo que cuanto antes nos pongamos manos a la obra mejor, ya que en el horizonte hacia el que nos dirigimos, la sostenibilidad, parece ineludible.

¿Cómo? Bienvenidos al mundo de la „Impact Valuation” (Valorización de impacto) o como tomar mejores decisiones en función de la información que recogeremos gracias a la CSRD. Suena ambicioso, muy anglosajón y reservado a las grandes empresas, pero no se equivoquen, analizar convenientemente los datos para tomar decisiones más favorables para nuestra empresa es algo que atañe a todo el mundo, incluyendo a los autónomos. Adoptemos la sostenibilidad como modelo de negocio (clientes, proveedores, política fiscal…)

Estamos en el comienzo de esta ciencia. Hasta ahora, y durante los últimos 5 o 6 mil años hemos medido la efectividad de una empresa a través de su rentabilidad, su balance y otros documentos financieros como el EBITDA. Desde los últimos 20 hemos comenzado a desarrollar un nuevo sistema de medición, más ambicioso que nos permita obtener rentabilidad, aumentar el impacto positivo, reducir el negativo tanto en lo social como en lo ecológico cambiando de esta forma la esencia de una empresa, en lugar de tan solo generar beneficio centrarse también en el impacto positivo. ¿Por qué? En la Unión Europea por que las regulaciones nos están obligando a ello, pero también porqué el consumidor lo está pidiendo. Solo en España El 66% de los consumidores toma decisiones de compra en función del compromiso de las empresas con la sostenibilidad.

Las grandes empresas cada vez en mayor número están generando tendencia (midiendo la sostenibilidad de sus proveedores entre otros) y porqué al fin y al cabo y disculpen la nota emocional, por que deberíamos de dejarle un mejor futuro a nuestros nietos.

Si sabemos que nos van a exigir el CSRD, considero que se debería de aprovechar la ocasión para implementar indicadores de sostenibilidad en dos formatos:

  1. El mínimo necesario para cumplir con la ley
  2. El máximo necesario para cumplir con nuestro mercado.

Si por ejemplo dirigimos una peluquería, podemos optar por diferenciarnos a través de la utilización de productos naturales, ecológicamente certificados y que no han experimentado con animales en su creación, es decir cumplir con lo que nos van a pedir desde una perspectiva ESG (impacto de la empresa en la ecología, lo social y la gerencia) pero aplicándolo directamente a las expectativas del entorno de la empresa, o satisfaciendo las necesidades de un concreto nicho de mercado.

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